A beautiful fever in my system, o de cómo la realidad se desdibuja, inconsciente, para manifestarse y abrirse, no en su relato fiel o en su puntual anécdota, sino en ese matiz o sutileza que nos vincula a todos con el magma interno de relaciones abstractas que nos habitan. 39º centígrados: fiebre: orgánica, dulce, lúcida. Una fiebre que más allá de encontrarse con el gesto de un abrazo en una playa cualquiera o con la ampliación del Reina Sofía, deja ver el posible pálpito del amor o el lugar que acuna y dónde duerme el Guernica.